lunes, 12 de noviembre de 2018

El mundo de las redes sociales


El mundo de las redes socailes 

Las redes sociales son una red interconectada de usuarios que comparten un vínculo en común, éstos a su vez, pueden ser amigos, conocidos, familiares o personas con los mismos gustos. 
Muchas personas se cuestionan si las redes sociales son una ventaja o una desventaja o una desventaja, pero en mi opinión, éstas, son una gran ventaja, ya que ayudan a las personas a poder comunicarse de mejor manera desde puntos distantes. por otra parte, las redes sociales facilitan la vida de las personas gracias a que existen diversas aplicaciones con fines específicos; algunas son fuentes de consulta que brindan información de diversos temas, otras son de aprendizaje ya que ayudan y sirven de apoyo con segundas lenguas, temas en específico o explicaciones científicas, otras aplicaciones son de ayuda, ya que activan alarmas si se encuentran en peligro sus usuarios y finalmente las que facilitan servicios como transporte, alimento e incluso medicina. 
Resultado de imagen para las redes socialesSin duda alguna las redes sociales son una forma práctica de comunicarse; en la antigüedad se escribían cartas, y se mandaban fax, ambas eran respondidas días o incluso meses después, pero con la creación de las redes sociales, se puede obtener respuesta inmediata a lo que se quiere decir e incluso compartir con diversas personas. En contusión podemos decir que las redes, realmente son muy útiles, y que sin ellas la comunicación de las personas no sería igual ni tan fácil como lo es ahora.

                                                  

miércoles, 26 de septiembre de 2018

El agitado día de Peter Rabbit


El agitado día  de Peter Rabbit 



Sinopsis: 




Este fanfic está basado en la obra original  "The late of the Peter Rabbit" del autor Breatrix Potter (1902).  El agitado día de Peter Rabbit" es un cuento que narra la historia de Peter, un conejillo muy diferente a sus demás hermanos, que por equivocación un día se mete en una inesperada aventura


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Había una vez, cuatro pequeños conejos, y sus nombres eran: Flopsy, Mopsy, Cotton-tail y Peter. 



Vivían con su madre en un banco de arena, debajo de la raíz de un abeto muy grande.




"Ahora, queridos", dijo la vieja señora Rabbit una mañana, "pueden ir al campo o al camino, pero no al jardín del Sr. McGregor: su padre tuvo un accidente allí; la Sra. McGregor lo puso en un pastel ".


“Ahora no corran, y mucho menos hagan sus travesuras que voy a salir."


Luego, la vieja señora Rabbit tomó una cesta y su paraguas, y fue a través de la madera a la panadería. Compró una hogaza de pan integral y cinco bollos de grosellas.


Flopsy, Mopsy y Cotton-tail, que eran buenos conejitos, bajaron por el camino para recoger moras, para así, dárselas a sus madre y convenir esas ricas moras en una conserva. 


Pero Peter, que era muy travieso, corrió directamente al jardín del Sr. McGregor, su curiosidad, era más grande que aquella reja que le impedía el paso; Peter, apretándo el estómago y doblando las orejas, logró pasar por debajo de la reja, sin embargo, al pasar, se encontró con un enorme huerto de diversos frutos.   
Primero comió unas lechugas y unos frijoles franceses; y luego comió algunos rábanos, para después pasar con las zanahorias.


Más tarde, y ya sintiéndose bastante enfermo, fue a buscar un poco de perejil.


Pero alrededor del marco de pepino, ¡se encontró con el  Sr. McGregor!


El Sr. McGregor estaba de rodillas y manos plantando jóvenes coles, pero saltó y corrió detrás de Peter, agitando un rastrillo y gritando: "Detén al ladrón", "Muchos de tu especie han venido aquí, y ninguno ha logrado escapar". 


Pedro estaba terriblemente asustado; corrió por todo el jardín, porque había olvidado el camino de regreso a la reja.


Perdió uno de sus zapatos entre las coles y el otro zapato entre las papas que se encontraban del otro extremo del huerto.


Después de perderlos, corrió en cuatro patas y fue más rápido, por lo que creo que podría haberse escapado por completo si, lamentablemente, no se hubiera encontrado con una red de grosella y hubiera quedado atrapado por los grandes botones de su chaqueta. Era una chaqueta azul con botones de latón, bastante nueva que su madre le había comprado.


Pedro se dio por perdido y derramó grandes lágrimas de arrepentimiento; pero sus sollozos fueron escuchados por algunos simpáticos zopilotes, que volaron hacia él con gran intriga, y le imploraron que se esforzara por salir lo más rápido de ahí por su propia conveniencia.
Al Sr. McGregor tomó un tamiz, para lograr capturar a Peter y venderlo en el huerto vecino; pero Peter reaccionó justo a tiempo, dejando su chaqueta detrás de él y liberandose finalmente se la infernal red. 


Se precipitó en el cobertizo de herramientas, y saltó dentro de una regadera. Hubiera sido algo hermoso el poder esconderse, si no hubiera tenido tanta agua, casi para ahogar a Peter en un suspiro.


El Sr. McGregor estaba bastante seguro de que Peter estaba en algún lugar del cobertizo de herramientas, quizás escondido debajo de una maceta o de alguna vieja cubeta. Él comenzó a darles vuelta cuidadosamente, mirando debajo de cada uno, una por una y muy sigilosamente.


En ese momento Peter estornudó: "¡Kertyschoo!" El Sr. McGregor lo persiguió tan rápido como pudo en ese momento, trató de poner su pie sobre Peter, quien saltó por la ventana, trastornando tres plantas. La ventana era demasiado pequeña para el señor McGregor, y estaba cansado de correr detrás de Peter, así que no tuve mas remedio que volver a su trabajo.


Pedro se sentó a descansar; estaba sin aliento, temblando de miedo, y no tenía la menor idea de qué camino tomar.También estaba muy húmedo, el hecho de estar desnudo no le favorecía en nada. 


Después de un largo tiempo, comenzó a deambular, con la cara llena de arrugas, no muy rápido, y mirando cuidadosamente a su alrededor.


Encontró una puerta en una pared; pero estaba cerrada, y no había espacio para que un conejito gordo se estrujara debajo.


Un viejo ratón entraba y salía por la puerta de piedra, llevando guisantes y frijoles a su familia en el bosque. Peter le preguntó el camino hacia la puerta, pero ella tenía un guisante tan grande en la boca que no pudo responder. Ella solo sacudió su cabeza hacia él. Peter comenzó a llorar, a llorar de la impotencia.


Luego trató de encontrar el camino recto a través del jardín, pero se volvió cada vez más perplejo. En ese momento, llegó a un estanque donde el señor McGregor llenaba sus latas de agua. Un gato blanco estaba mirando un pez dorado; se sentó muy, muy quieta, pero de vez en cuando la punta de la cola se movía como si estuviera viva. Peter pensó que era mejor irse sin hablarle; ha oído hablar de los gatos de su primo, el pequeño Benjamín Bunny. 
Peter, pisó una ramita "¡Crac!", asustado al pez y haciendo que de este modo el gato se tirara al agua y se comiera de un sólo bocado al animal.


Regresó hacia el cobertizo de herramientas, pero de repente, muy cerca de él, escuchó el ruido de una azada, un rasguño, un rasguño, un rasguño, un tirón. Peter se escurrió debajo de los arbustos. Pero en este momento, como no pasó nada, salió, se subió a una carretilla y echó un vistazo. Lo primero que vio fue al Sr. McGregor arando cebollas. Estaba de espaldas a Peter, ¡y más allá estaba la puerta!


Peter bajó silenciosamente de la carretilla y comenzó a correr lo más rápido que pudo, a lo largo de una caminata recta detrás de unos arbustos de grosella negra.


El Sr. McGregor lo vio en la esquina, pero a Peter no le importó. Se deslizó por debajo de la gran reja y por fin estaba a salvo en el bosque, fuera del jardín.


El señor McGregor colgó la chamarra y los zapatos para que los cuervo se asustaran.


Peter nunca dejó de correr o miró detrás de él hasta que llegó a casa en el gran abeto.


Estaba tan cansado que se dejó caer sobre la arena suave y agradable del suelo del agujero del conejo y cerró los ojos. Su madre estaba ocupada cocinando; ella se preguntó qué habría hecho con su ropa. ¡Era la segunda chamarra y el par de zapatos que Peter había perdido en quince días!


Lamento decir que Peter no estuvo muy bien durante la noche, puesto que de tanto correr, su corazón de agitó demasiado, causándole de este modo un paro cardíaco.


Su madre sollozando, intentó  consolar a sus hermanos Flopsy, Mopsy y Cotton-tail dándoles  un poco de té de manzanilla.


Flopsy, Mopsy y Cotton-tail tenían pan, leche y moras para la cena, en total tristeza, se sentaron a comer sus alimentos, los cuales habían sido los favoritos de Peter en toda su corto e intrépida vida. Esa misma noche nada fue igual, puesto que todos aprendieron una segunda gran lección de vida.

FIN.

domingo, 9 de septiembre de 2018

Diversión literaria

Diversión literaria




















Autores del siglo xx en México



    Autores del siglo xx en México  
  
La literatura mexicana, a diferencia de los demás países, sobresale gracias a las inmemorables obras que nos legan, en ellas, se refleja el calor humano, la cultura y las tradiciones de todos los pueblos y regiones que, a su vez, llenan de color a nuestro país y sirven de inspiración al mundo entero.  Los escritores mexicanos también sirven de ejemplo a la sociedad, ya que son muestra de la superación y hambre de expresar las emociones mediante la palabra escrita.
                                                 


Algunos de los escritores más importantes del siglo xx son: 


  • Federico Gamboa:  
Fue un escritor y diplomático mexicano. Se le ha considerado como uno de los máximos exponentes del naturalismo en México.​ Escribió novelas, obras de teatro, artículos para periódicos y revistas, así como una autobiografía cuando tenía 28 años de edad. Durante muchos años llevó el registro de su andar y pensar, anotaciones que aparecieron en forma de cinco diarios. De forma póstuma se publicaron dos tomos más de estos diarios. Sus primeros libros, muestran a un autor todavía inexperto. No fue sino hasta la aparición de Suprema Ley, en 1896, que alcanzó la madurez y un cierto éxito entre el público mexicano. Publicó su autobiografía (Impresiones y recuerdos) en 1893, a la edad de 28 años. Este texto le generó tanto aplausos como señalamientos severos. La obra que le dio fama nacional e internacional es, curiosamente, la única que tiene por protagonista a una mujer: Santa, escrita durante su misión diplomática en Guatemala y publicada originalmente en 1903. Esta obra fue, en palabras de José Emilio Pacheco, «el primer best seller mexicano […] (y) al mismo tiempo su contrario: el long seller, el libro que continúa leyéndose a lo largo de muchos años». El 14 de noviembre de 1889 fue aceptado como miembro extranjero de la Academia correspondiente de la Real Academia Española. El 22 de marzo de 1909, fue nombrado miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, ocupó la silla XVII, y fue director de 1923 a 1939. ​ El 20 de marzo de 1935 fue nombrado Individuo Honorario de la Academia Colombiana de la Lengua. De igual modo, ha pasado a la historia como uno de los novelistas mexicanos más representativos del régimen de Porfirio Díaz; José Emilio Pacheco afirma que Gamboa era «un desarraigado geográfico que en la sociedad porfiriana encuentra un sitio”. Gamboa fue, ante todo, un hombre que buscó hacer de esa época de bonanza el fin. Para el escritor y diplomático, ser parte del Porfiriato era algo más que una casualidad: era inevitablemente su sino; sin embargo, la realidad de la Revolución Mexicana trajo el fin de su carrera política a​ Porfirio Díaz abandonó la escena pública en mayo de 1911 y Gamboa lo recibió a su llegada a Europa, logrando incluso conservar su puesto como Embajador en los Países Bajos. Durante el gobierno de Victoriano Huerta fue invitado a ocupar la cabeza de la Secretaría de Relaciones Exteriores, que aceptó en 1913, pero que abandonó cuarenta y cuatro días después para participar en las elecciones presidencial en que resultó ganador Huerta. Eso marcó el fin de su carrera como servidor público y de su época de bonanza ya que durante el gobierno de Venustiano Carranza, Gamboa se vio obligado a exiliarse, junto con su esposa, María Sagaseta y su único hijo, primero en los Estados Unidos y después en La HabanaCuba, de 1914 a 1919.





  • Por otro lado se encuentra Octavio Paz:

                                                     

Quien fue un poetaensayista y diplomático mexicano, ganador del premio nobel de literatura en 1990. Se le considera uno de los más influyentes escritores del siglo XX y uno de los grandes poetas hispanos de todos los tiempos, Su educación se inició en los Estados Unidos, en donde su padre Paz Solórzano, llegó en octubre de 1916 como representante de Zapata.La estancia en los Estados Unidos, de casi dos años, significó para Octavio Paz el enfrentamiento con la imposibilidad de comunicarse; según recuerda Paz, en Los Ángeles sus padres lo llevaron a un colegio, «y como no hablaba ni una sola palabra de inglés le costó mucho trabajo comunicarse con sus compañeros. El primer día hubo burlas y, claro, una pelea. Regresó a su casa con el traje desgarrado, un ojo semicerrado y la boca rota. A los dos años volví a México y sufrí lo mismo entre mis compatriotas: otra vez burlas y puñetazos»
Más tarde Deslumbrado, literalmente, por la lectura de The Waste Land de T. S. Eliot, traducido por Enrique Munguía como El páramo, y publicado en la revista Contemporáneos en 1930. Por eso, aunque mantuviese en sus actividades un prioritario interés en la poesía, atendía desde la prosa un panorama inevitable: "Literalmente, esta práctica dual fue para mí un juego de reflejos entre poesía y prosa". En realidad, se trata de un poeta que no echó raíces en ningún movimiento porque siempre estuvo alerta ante los cambios que se iban produciendo en el campo de la poesía y siempre estuvo experimentando, de modo que su poesía, como toda poesía profunda, acabó por convertirse en una manifestación muy personal y original. Además, se trata de un poeta de gran lirismo cuyos versos contienen imágenes de gran belleza. Después de la preocupación social, presente en sus primeros libros, comenzó a tratar temas de raíz existencial, como la soledad y la incomunicación. Una de las obsesiones más frecuentes en sus poemas es el deseo de huir del tiempo, lo que lo llevó a la creación de una poesía espacial cuyos poemas fueron bautizados por el propio autor con el nombre de topoemas (de topos + poema).